viernes, septiembre 30, 2011

Y GIN LLEGÓ A CASA PARA QUEDARSE


Gin tiene esa expresión de los setter, un poco a medio camino entre la dulzura más extrema y la angustia cósmica. Te mira siempre atenta, para responder como un resorte perfecto a cada uno de tus movimientos. Y se va ganando poco a poco su espacio en una casa que estaba ya tal vez demasiado llena de animales y de recuerdos.

La pobre queda siempre muy malparada, como una especie de versión canina de Belén Esteban, en el blog de Glenda. Así que me queda la sensación de que le debo una pequeña reparación más allá de la impresión de la viejuca celosona. Y eso que durante algunos meses llegué a creer que Gin sería mi primer fracaso, que nunca conseguiría que cesaran sus explosiones de energía, que no llegaría al control. Y todavía algunas veces me hace perder los nervios.

Fue hace ocho o nueve meses cuando robé una foto de Isis en la web de Sos Setter para ilustrar un artículo del blog en el que hablaba del abandono y de la necesidad de adoptar. Desde aquella irlandesa chiflada y tierna, Lola, que fue mi primera perra, veo un setter y algo me pica en el corazón. Vamos, que las tres razas primas me tienen cogida la sobaquera. Y llegué a evaluar si podría permitirme la adopción de Isis o no. Así comencé a hablar con Sonia y Berto, hada y hado de los setters en su paraíso de Setterland. Y así pasé de interesarme por Isis a hacerlo por Thor y dar vueltas en la cabeza a Landa cuando Sonia me dijo ... ha fallado la adopción de Lona ¿no me dijiste que te gustaba mucho?

Dos quedadas para ver si había buen rollito con Glenda, evaluación del adoptante (les engañé bien engañados, je, se pensaron que soy responsable) y en los primeros días de marzo, Gin abandonaba su nombre de Lona y su condición de adoptable para entrar en la familia. Dulce desde el primer momento, pegajosa hasta la náusea como si no quisiera separarse de mí, no fuera a ser que cayera otro abandono, encantadora con Glenda a la que respeta y mima, enredadora y provocadora con las gatas, enloquecida cuando la pelma de Tiberio se pone arisca.

Un colchón, varios mandos a distancia, zapatos, almohada cervical, gafas de buceo, platos, muñecos, discos, dvds, un precioso cuadro de Álvaro Rodríguez, cualquier objeto que quedara a la altura de sus saltos acabó descubriendo la energía inagotable de la perra adolescente. Los alrededores del Parque de Jado conocieron su ágil velocidad cuando decidía escaparse detrás de un gato o de la comida que las vecinas van dejando para los mininos callejeros. La playa, sobre todo la playa, supo de su pasión por la velocidad: una larga extensión de arena, rocas y agua para ella sola, para dispararse con la elegancia de un pura sangre, saltar con unos movimientos sorprendentes y recordarte al Alberti de "A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar".

Bajo este calor pegajoso del último día de septiembre, Gin duerme.

Esa respiración pesada de las cachorronas la está acompañando. Duerme con ese gesto de los seres puros, tranquilo e inocente, de los animales que a diferencia del ser humano son incapaces de la crueldad o del pecado, y que por eso nunca fueron expulsados del Paraíso ni reos de infierno. Como si para ellos no fuera suficiente pena la de convivir con nosotros.

Gin es inteligente, hermosa, rebelde. Está llena de vida, siempre ojo avizor para demostrar una vez más su agradecimiento en repentinos ataques de amor, pero también para jugar a desafiarme, a recordarme que todavía tengo que ganarme algunos puntos más de su respeto.

Claro que nadie va a llenar nunca los espacios vacíos de esta casa. Pero Glenda reconoció de inmediato a Gin como su cachorra, las gatas se acabaron acostumbrando. Y yo, yo sigo echando a Leo de menos, sigo con la flojera, pero hace mucho, mucho tiempo que sé que Lady Ginebra de Camelot Beefeater-Windsor von Saxe-Coburg Fukushima Belenesteban llegó a este pequeño piso y a este pequeño corazón para quedarse.

Aunque todavía no haya sido capaz de encontrar el cargador de la máquina de fotos y conseguir alguna imagen de la pequeña en condiciones. Y aunque haya decidido deformar los almohadones del sofá, en busca de Morfeo.

jueves, septiembre 29, 2011

INTELECTUALES CONTRA LAS CONQUISTAS SOCIALES


Cada vez están más crecidos, cada vez se parecen más a su propia caricatura. Pero no por eso dejan de sorprender algunos discursos, actitudes y gracietas a la moda, omnipresentes en los foros.

Leía esta tarde sobre los abucheos de las hordas del Tea Party a un soldado, estadounidense y gay, destacado en Iraq, por preguntar a un candidato republicano si de ser elegido presidente volvería a implantar la infame tradición militar del "Don't tell, don't ask", que invisibilizaba por decreto a gays y lesbianas en las fuerzas armadas. Porque al parecer el soldado les sirve para morir y matar por ellos, pero no para amar por su cuenta y según su propia elección y deseo. También cuando en pleno debate sobre los recortes sanitarios, otro espectador preguntó si los hospitales deberían dejar morir a un enfermo de cáncer que no tuviera seguro, ni siquiera pudo responder el candidato ante el sonoro y supongo que cristianísimo "SÍ" que escupieron con rabia las hordas.

Por aquí han ido cogiendo tijeras, podadoras, cuchillos cachicuernos, cimitarras, alicates y cualquier cosa que les sirva para cortar y recortar acá y acullá, con predilección por los espacios sociales, para sí poder continuar beneficiando a las estructuras privadas y subiendo sueldos y contratando amigos en las estructuras públicas bajo su control. Donde hubo gobierno del PSOE, la culpa está clara, pero donde lleva años gobernando el PP de continuo o con un mínimo intervalo, Valencia, Madrid, Murcia, Baleares, Rioja, Galicia, poca culpa pueden echar al maestro armero así que recortan y recortan y van profundizando en los largos orgasmos que la consciencia de estar desmantelando el estado social previsto en nuestra Constitución les provoca. Que ya lo ha dicho Montoro, el listo ese con vocecita de vicetiple del Paralelo que llegó a demostrar su señero intelecto apuntando que reconocer derechos a las parejas del mismo sexo (ni siquiera el matrimonio, oigan, cualquier tipo de reconocimiento) provocaría el aumento del paro y la quiebra de la Seguridad Social. Y que con semejante autoridad nos dice ahora que hay que acabar con el estado del bienestar para que las cuentas salgan. Las cuentas de sus amigos, los banqueros, las de los especuladores financieros, la de los tramposos, los que evaden impuestos, los que chantajean para que sus beneficios sean más pingües, los que contratan sin contrato, y un largo etcétera de personajes que pretenden tener derecho a saquear al corso sólo porque para ellos no existen las normas ("desregulación" lo llaman, de nuevo en pleno y bullicioso orgasmo).

Y si los líderes andan en estas, los ecos de sus voceros por las redes sociales y foros alcanzan los niveles del surrealismo más extremo. Desde la marica mala, prototipo de la grosería y la nulidad formativa, que prefiere no tener derecho alguno a tenerlo y que sigue bramando por los modelos ingleses, justo ahora que los tejedores del modelo inglés han dicho que van a apostar por el matrimonio porque cualquier otra fórmula es problemática legalmente e injusta se mire por donde se mire, a los que te preguntan con retranca si vas a aplaudir también los recortes sociales porque los ingleses los hacen igual que aplaudes su cambio de dirección en el tema de los derechos lgtb o en su defensa de la dignidad de los animales.

Y es sobre todo esta última retranca la que en estos días me está llenando de estupor. Ese suficiente "Ya veréis cuando acabemos con la sanidad y la educación pública". Porque o en este país hay más millonarios de los que cuentan las estadísticas, una gran mayoría a la que los beneficios sociales para todos obtenidos con tanto esfuerzo y a lo largo de tanto tiempo les resultan innecesarios ( y entonces no estamos en crisis y mienten más que hablan), o en este país hay todavía más tontos con certificado de los que presumieron los romanos cuando lo proclamaron infinito. Qué bien, no habrá educación pública de calidad, qué bien a lo mejor vamos al médico y nuestro seguro particular no cubre parte del tratamiento, jooooo, qué diver.

O casi peor, tienen tanto odio pudriéndoles la meninge que por fastidiar quienes defendemos posiciones de progreso o de izquierda estarían dispuestos a practicarse el harakiri.

viernes, septiembre 23, 2011

UN VIERNES PÀRA EDUARDO ECHEVARRÍA


En los pueblos del Valle de Villaescusa se constituyeron a principios del siglo XX algunas de las primeras atrupaciones del Partido Socialista Obrero Español de Cantabria, alimentadas por el compromiso y el deseo de luchar por una sociedad más justa de los mineros y trabajadores industriales que en porcentaje bien relevante lo poblaban. Entre aquellas esforzadas y comprometidas familias se encuentran las raíces de socialistas tan señeros como Ramón Rubial. Entre aquellas familias se sufrió la salvaje represión franquista con más inquina aún que en otras partes. Y fiel a su historia, el municipio de Villaescusa ha otorgado al PSOE la mayoría, muchas veces absoluta, en la mayor parte de las convocatorias electorales sobrevenidas tras la muerte del macabro gallego.

Fue hace ya tiempo cuando un joven militante, Eduardo Echevarría Lavín, comparecía por vez primera ante los electores y ganaba su primera mayoría absoluta. Una mayoría que supo emplear para sostener un desarrollo armónico del municipio, un proyecto integral en favor del bienestar de los vecinos, con una sustancial mejora en infraestructuras y servicios, pero sin perder nunca el espíritu rural y apacible del Valle, negándose, al contrario que los limítrofes, a quedar destruido por la especulación inmobiliaria. Y eso a pesar de su cercanía con Santander y a pesar de que en los alrededores de pronto, dentro de esa espiral irresponsable que se ha convertido en uno de los pilares de la crisis, algunos alcaldes populares celebraban una fiesta estúpida y ataban a sus perros con longanizas. Un ejemplo de cordura, de austeridad y de sentido común la de Eduardo que encaja muy bien con su propio perfil. El de quien antes que otra cosa es persona, buena persona, serena, convencida y capaz.

Pero esa misma cordura fue su perdición. Fueron muy pocos los votos que le faltaron en 2003 para revalidar por tercera vez su mayoría absoluta, pero suficientes para perder un concejal y obligar a la firma de un pacto con un personaje al que como poco y con infinita bondad calificaré de turbio que había llegado al ayuntamiento de la mano del Partido Regionalista de Cantabria. Y de cuyo nombre me acuerdo perfectamente pero no me da la gana de escribir para no ensuciar el blog. Uno de esos personajes que llegan a la política con modos e intenciones zaplanescas, que trata de convertirse en gestor de intereses poco limpios y que al no ser capaz de manipular o forzar a Eduardo Echevarría para que cambiara su proyecto y sirviera a sus enredos, busca la ayuda patidifusa de la portavoz popular para presentar una moción de censura que, en efecto, por un solo voto y sin argumento alguno, traslada el bastón de mando municipal a otro personaje de poca altura que igualmente relego al olvido. ¿Causas de la moción? El desacuerdo con la inactividad municipal que portavoz regionalista y portavoza popular achacaron a una corporación que curiosamente (de nuevo una muestra del talante dialogante y abierto de Eduardo Echevarría) había aprobado todas las mociones, iniciativas y presupuestos por unanimidad. Pero votar contra sí mismos no iba a parar a la pareja de hecho que venía formándose.

En los tiempos que corren y vista la opinión general sobre la clase política, el "acusa que algo queda" llega a ser una peligrosa arma arrojadiza. Y durante los dos años que restaban de legislatura nada se hizo en el Ayuntamiento de Villaescusa para mejorar la vida de sus habitantes, aunque sí se vivieron algunas cazas de brujas y sobre todo se gastó el dinero y el tiempo de los contribuyentes en el enfermizo afán de la popular y el regionalista en levantar cada baldosa, abrir cada carpeta, sondear cada viga, para ver si era posible llenar de mierda y quitarse del medio a Echevarría. A sabiendas de que con o sin moción, el cariño de los de Villaescusa por el que pese a quien pese seguía y sigue siendo su alcalde, el de verdad, no iba a cambiar de rumbo. Y así, con irregularidades, con tramas oscuras que deberían haber tenido consecuencias graves para el regionalista pero que Eduardo no quiso denunciar (y doy fe de que se le podrían haber buscado problemas y he tenido pruebas en la mano), empujando a la agrupación socialista de Villaescusa a trabajar sólo con el diálogo y la entrega a los vecinos. Sin enturbiar más las aguas de la ría y sin cambiar un solo día la serenidad noble de su gesto. Con esa mezquindad, decía, presentaron una denuncia contra Eduardo Echevarría acusándole de los delitos clásicos desde el clásico y miserable "calumnia, que algo queda".

Me da mucha rabia recordar cómo fue el desarrollo de los acontecimientos. Haber sido testigo cercano de cómo Eduardo Echevarría y las concejalas y concejales de su equipo sufrían por las mentiras y el acoso del tramposo regionalista y su marioneta popular. Rabia de ser espectador de los infames ataques y de intuir las malas horas de Eduardo y de su familia, de su siempre atenta y excelente esposa, viendo la honra y el trabajo de años puesta en almoneda. Orgulloso también de comprobar cómo se enfrentaba a la prueba con sencillez, con cierto fatalismo, con total dignidad, desde la seguridad de que todo era nada más que humo, que nada había en sus muchos años de gestión impecable que pudiera justificar siquiera un proceso y mucho menos una condena.

Eso es lo que dijo hace unos meses la fiscalía, que no había siquiera indicios que permitieran abrir un procedimiento penal y que no presentaba cargo alguno. Y eso lo que por alguna razón que se me escapa una jueza no quiso atender, manteniendo la carpeta y el calvario abiertos durante otros tres meses, para dar carpetazo pocos días después de las municipales confirmando que allí no había nada oscuro, nada turbio, rastro de delito alguno. En el ínterin, unas municipales en las que se repiten resultados, en las que el PSOE es a pesar de todo el partido más votado bajo el liderazgo sabio y prudente de Eduardo Echevarría, de nuevo a pocos votos del concejal que le hubiera otorgado la mayoría absoluta. ¿Casualidad? Quién sabe qué hubiera pasado si la carpeta se hubiera cerrado un mes antes de las elecciones en vez de un mes después. Qué les hubiera pasado a la marioneta popular y a su sombra regionalista y oscura, si se les hubieran pedido las cuentas de las treinta monedas de las arcas públicas gastadas en mancillar a quien está muy por encima de semejantes gentes.

Esta noche, en el hermoso pueblo de Liérganes, nos vamos a encontrar muchos amigos y sin embargo compañeros de partido de Eduardo. Para brindar con él por los años de gestión eficaz, sobria, modélica y limpia, para celebrar que las nubes de Mordor se hayan disipado, para renovar con él los votos de la amistad. Porque no es verdad que todos los políticos sean, seamos iguales. Y la mirada limpia de Echevarría, esa que la alcaldesa no tuvo el coraje de sostener el día de la moción de censura (estuve allí, yo lo vi), es de las que hablan por sí solas.

Porque eres una gran persona, porque no te merecías, porque no os merecíais, estos años de duda y de persecución, porque ni ella, ni él, ni medios indignos que se frotaban las manos condenándote por anticipado se han molestado siquiera en pedir disculpas, porque todos sabemos que la envidia es el necesario tributo que el vicio rinde a la virtud, por todo eso estaremos esta noche contigo. Con las copas, la sonrisa y el cariño bien bien cargados.

jueves, septiembre 22, 2011

MOMENTOS ESTELARES: PASANDO REVISTA


Transitando como siempre por el lado patético de la fuerza, regresan a este blog que también es suyo de ustedes los Momentos estelares de la biografía del simpar Rukaegos. Y es que a pesar de las entregas sucesivas de la serie, siempre hay un pozo oscuro para embarrarse un poco más, sobre todo cuando uno cuenta con contertulias habituales como la también simpar Kim Stery, súperfan de los momentos y reportera dicharachera de cutas entrevistas íntimas siempre cabe esperar el asomo de nuevas vergüenzas en la memoria. Y cómo no de la no menos simpar Patricia Nuro, que con su blog de mierda es guresa de la moda y los modales para todo aquel que aprender de sus artes pueda y quiera.

El caso es que andábamos el otro día por el Twitter especulando de qué modo y manera serían los gayumbos que el alcalde de Santander habría humedecido durante la presentación del Botín Center (datos no cofirmados y muy off off off the record), y dudando si serían más acordes a su personalidad los Abanderado o los clásicos braslip Ocean, e incluso dejándonos llevar por las moderneces abrir paso a unos Punto Blanco divinos, cuando Rukaegos recordó aquella vieja máxima de las abuelas de que los interiores tenían que ir siempre tan impecables como si se fuera al médico. Aunque dice mi hermana Pequeño Monstruo (que trabaja en una consulta de esas en las que te tienes que desnudar por exigencias del guión) que las interioridades van mucho más rotas y sucias de lo que cabría esperar en este Santander de nuestras entretelas, y aunque hoy suene mucho más moderno pensar que hay que llevar la guardia bien alta por si hay que bajar el calzón exterior para menesteres mucho más placenteros que la práctica médica. Sí, también en Santander se presentan ocasiones urgentes que es necesario aprovechar.

Érase una vez un Rukaegos que figuraba en la nómina becaria de un departamento universitario, junto a amigos como Serventesio y enemigos de cuyo nombre se acuerda pero no le da la gana de mencionar ni con mote, porque no son menester para la narración en curso. Y érase una vez una cena de fin de curso informal en la que los chicarrones y chicarronas del último año universitario pretendían festejar a base de alcohol, rabas y alcohol el fin de los viejos males y el comienzo de las nuevas incertidumbres. No había muchos invitados de entre quienes habían participado como torturadores psíquicos en el proceso, pero qué duda iba a caber de que entre ellos, como los más simpáticos y reconocidos estaban los meritorios Serventesio y Rukaegos. Ambos a dos más bien desentrenados de la ingesta alcohólica y en pleno perjuicio tras ingerir dos o tres rabas y doce o trece gin tonics. En compañía de los miembros de la conocida Peña Pijocanalla de la promoción, liderada por Kinito Cavernario, que tenía ya bien trazado su perverso plan.

Como si de trileros de segunda división se tratara, en un oscuro pub de la calle Santa Lucía comenzaron algunas partidas improvisadas de futbolín, Canallas contra Meritorios, en las que Rukaegos y Serventesio gozaron de importantes momentos de gloria gol tras gol, contradiciendo las habladurías y demostrando a los pijocanallas que también en los ámbitos del saber extático y ausente arraigaba un espíritu deportivo digno de mención. Y entre ohhs y ahsss admirados por los una-y-otra-vez derrotados canallas propuso Kinito Cavernario lavar el honor de los ya ex-alumnos con una apuesta. "Sometámonos al juicio de Dios, como los caballeros medievales" dijo con resignado tono "aunque está claro que en la revancha que os pedimos palmaremos nosotros, que mira que sois buenos, tíos". En plena fase de exaltación de la amistad se acercaron algunos de los Canallas con nuevas rondas gintónicas para desentonar el cuerpo, y se selló el desafío. Nueva partida de futbolín, esta vez a muerte. O más bien a calzón quitado, porque quienes perdieran deberían bajarse el exterior y mostrar sus Men's Secret a la concurrencia.

Serventesio andaba cocido y recocido, y no tardó en gritar un yabadabadú que los presentes tradujeron como un rotundo sí. Entretanto, Rukaegos, comprometido ya sin saberlo por la precipitación de su colega, trataba de recordar en qué tipo de pasarela se desarrollaban en la Edad Media los juicios de Dior, hickss, al mismo tiempo que alguna extraña lucecita libidinosilla le comentaba lo buenorro que tenía que estar Kinito Cavernario a gayumbo abierto. Dicho y hecho, se inició la partida en la que, como ustedes supondrán, los Canallas endosaron un rotundo 11 - 0 a los Meritorios, que no se olieron en todo el combate ni media bola. Y así hasta cinco veces, sumando un cómputo final de 54 - 1 (en propia puerta) a favor de los meritorios, después de que con fingido asombro exclamara Cavernario "Venga, esta no vale que está claro que os habéis despistado, pero si estabais ganando todas".

Llegó el momento de cumplir. Y a pesar de que Serventesio era ahora tan damiselo recatado como antes arrojado imprudente, Rukaegos proclamó con un huracán de Tanqueray en la voz "Yo soy un caballero" (dijo eh realidad algo más pastoso, tipo jafballero) antes de soltar cinturón y cremallera y dejar caer sus tejanos de diseño hasta media rodilla.

Quede claro que por aquellos años estaba Rukaegos en una de sus mejores salsas y si bien no contaba con un palmito impactante sí que lucía un cuerpo razonable, muy bien secundado por su exquisito gusto para las intimidades. Tan exquisito que muy pronto todos se olvidaron de los slips de mercadillo con mafaldas dibujadas que presentó para su eterna vergüenza Serventesio para sorprenderse con los ajustados, favorecedores, arriesgados y modernísimos gayumbos de John Galliano (todavía no caído en desgracia) que presentó Rukaegos a la gratamente sorprendida audiencia. Y es que como aplaudió el cara de Cavernario, muerto de envidia, eso sí, "Para qué se va a poner un hombre unos gayumbos como esos si no es para enseñarlos".

Rukaegos no pilló nada en la fatídica noche. Pero a la mañana siguiente disfrutaba de un importante dolor de cabeza, de un estómago revuelto con sabor a ginebra rancia, y una vaga sensación de haber sido el gran héroe de la jornada que le enorgullecía mucho mucho allí en lo más íntimo de su perturbado ser.

miércoles, septiembre 21, 2011

LA MEMORIA QUE SOMOS



Las referencias clásicas al santoral, las que señalan que hoy es la fiesta de San Mateo que estarán celebrando en la ciudad donde crecí, donde viví tantos años, Reinosa, en un mundo secularizado vienen siendo sustituidas de alguna manera por las efemérides y los "días de".

El 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer. Como todas esas fechas significativas, un día pensado para informar, sensibilizar, explicar. Un día para llamar la atención sobre el trabajo y el compromiso de todos los días del año para tantas familias, tantos trabajadores de la sanidad. Para enfocar el objetivo sobre el dolor, o sobre la ausencia de dolor, de las personas que sufren esta enfermedad que me da tanto miedo.

Hace tiempo intenté escribir un relato sobre la destrucción de nuestra memoria, pero allí a través de los recuerdos materiales. Ese incendio, esa catástrofe que de pronto te arrebata tus libros, tus fotos, tu ropa, cada pequeño signo de que estuviste vivo, de que a lo largo del tiempo fuiste una narración llena de encuentros, de afectos, de despedidas. Una vida que no podrás ya recuperar y que se habrá perdido deshecha entre cascotes y cenizas.

Ni siquiera soy capaz de imaginar qué terrible debe ser, en los primeros pasos de la enfermedad, tropezarte de pronto con ese incendio lento que te va llenando el alma y la mente de sombras. ¿Cómo reaccionar cuando de pronto se te extravía el tiempo, cuando se te difuminan los espacios y de pronto no sabes dónde te encuentras, aunque sea por un fugaz segundo? ¿Cómo sobrevivir a la caída de la dignidad que sientes cuando de pronto, por ráfagas cada vez más larga, comienzas a caminar hacia una cortina gris que anula tu voluntad, tu razón, tu autonomía?

Somos memoria. Somos piedras calizas que se han amasado y solidificado a partir de cada pequeña experiencia, de cada gramo de emoción, de cada impresión. Aceptar ese día en el que te hablarán de Astérix y no tendrás una sonrisa, en el que tendrás en la mano las Memorias de Adriano que para ti ya no significarán nada, en el que contemplarás una foto de Leo y no te inflamarás de amor y no lo reconocerás siquiera, perder tus personas, tus libros, tus nombres, tus películas, tus sueños, tus viajes, tus ciudades, tus tristezas, es aceptar que quedarás vacío, que se desmigará en la niebla cuanto fuiste y que de pronto habrás dejado de vivir porque no habrás vivido.

Hace unos meses, Terry Pratchett, el genial escritor inglés que tantas horas de risa me ha regalado con sus libros del Mundodisco, hacía pública su decisión de luchar para que se le aplicara la eutanasia. Quería hablar alto antes de que sus palabras ya no dijeran nada, antes de que el Alzheimer que lo está devorando poco a poco le robara su humor, sus personajes, su delicioso cinismo.

Que sea para él esta nota triste en este Día Mundial del Alzheimer. Para él y para mi propio terror a convertirte en nada.

martes, septiembre 20, 2011

LAS COPLAS DE ESPERANZA RECORTERA


Que me ha hecho llegar una buena amiga, la Mari Rulos de Vallecas, un poema bien cariñoso y sandunguero para la bienaventurada Mary Hope, Marquesona de Aguirre. Y que me dice que se lo dedique de su parte a la Marea Verde y con muy especial cariño a Nando.

LAS COPLAS DE ESPERANZA RECORTERA


Que dice la Esperanza que recorta,

con esa chulería de sainete

que no se sabe bien de donde saca

aunque si te descuidas, te la mete.


Y es que esta chica tiene un gran problema:

no llega a fin de mes, y en calcetines

se gasta los dineros de los pobres

y no le llega para pizarrines.


Que mire usté que son los liberales,

que si me esfuerzo dicen que más valgo

y no quieren por eso que mis niños

corran en el colegio más que un galgo.


A ver si es que va ser que hay en los barrios

chavales con cabeza aventurera

capaces de ganar a sus chiquillos

si es justa y sin ventajas la carrera.


Y sin particulares ni regalos,

sin pagar un mes y el otro por las notas,

sacar notables y sobresalientes

y arrancarse además por chirigotas.


Pues mira, mi Esperanza, que si hablamos

de méritos te voy a ser bien franca:

que si no te lo dio naturaleza,

no te lo da el Barrio de Salamanca.


Así que no me toques las narices:

¿No dices que el esfuerzo es para todos?

Pues todos a la pública, y tus pijos

se ganen el futuro con los codos.


lunes, septiembre 19, 2011

UN DULCE OLOR A LEO


Llega el otoño paso a paso. El calendario se alía con los cielos grises para empujar el retorno de una tristeza que no se ha marchado desde ese 27 de octubre en que la marcha de Leo me dejó noqueado y sin fuerzas ni ganas para levantarme a lo largo de tantos meses de niebla.

El sábado dos amigas señalaron cuánto les gustaba mi olor. Acerqué la muñeca a la nariz y detecté un rastro de Cool Water , uno de los olores de Leo. Es cierto que la reacción sobre cada piel genera una sensación diferente. Pero la memoria actúa rápido cuando conoce las conexiones. Utilicé esa línea de Davidoff hace muchos años, creo que todavía estaba en la universidad. Y en cierta ocasión, de compras, se la señalé a Leo como una de las fragancias a las que había sido fiel bastante tiempo. Tomó el pomo, marcó con una pequeña muestra el dorso de su mano, y comentó que le gustaba.

Al día siguiente, había un frasco de Cool Water en la mesa que Leo se encontró al sentarse para comer. Y lo abrió con esos ojos de niño en la mañana de Reyes y esa sonrisa picarona que tan bien le definían.

Era una de nuestras frivolidades comunes, la pasión por los perfumes, la necesidad de tener en casa dos o tres disponibles para poder cambiar según el estado de ánimo, la hora, el capricho. Además de mis propias elecciones, en estos meses he ido utilizando sus aromas, CK One, Carolina Herrera Pour Homme, Narciso Rodríguez, Cool Water.

Tal vez porque cada mañana elegir la pequeña dosis de cada día era también llenar la muñeca de su olor, impregnar la piel de Leo, jugar con dolor a que todavía está conmigo, contagiándome de sutiles esencias en el momento del beso, de la ternura, del abrazo...

martes, septiembre 13, 2011

LOS DERECHOS Y EL MIEDO


Uno de Economía sabe más bien nada. Lo que significa que nunca se va a dedicar a predecir el futuro justificando extraños comportamiento en unas cifras oscuras e ininteligibles. Y mucho menos proferir un sonoro "ya lo avisé" cuando el futuro sea exactamente el contrario del enunciado por el gurú de turno. Pero eso no me libra de albergar ideas en la cabeza tan tontas como las de cualquier economista, y más ahora que nos ahogan los análisis y los contraanálisis cada día en cada página de periódico, en cada minuto de televisión, en cada estado de las redes sociales.

El atentado contra las Torres Gemelas y los que siguieron alimentaron una especie de paranoia oficial y colectiva que nos impelía a ver en el extranjero quién sabe qué malevo espía, apuntalaba discursos y comportamientos xenófobos, racistas y sobre todo islamófobos que cortaban y cortan toda posibilidad de diálogo sensato y que se emitían y emiten como arma arrojadiza contra cualquier discurso garantista. Un miedo que ha servido para que en el cómodo y medroso occidente renunciemos a algunos de esos derechos que pretendemos sagrados e inviolables en aras de un cierto concepto de seguridad. Ha sido tan fácil como volver a agitar el fantasma del miedo para que admitamos espionajes sistemáticos, tratos humillantes y degradantes en los aeropuertos o medidas que derogan o atenúan las garantías sobre las que se asienta nuestra otra seguridad, la jurídica.

Que el odio por lo que el Estado del Bienestar significa, por sus avances igualitarios, por las ideas que le dieron forma, se encuentra enquistado en aquellos actores sociales e ideológicos que fueron preteridos por la construcción de un modelo más equitativo no resulta nuevo. La furia neocón ha trabajado duro para que lleguemos a identificar nuestra libertad con la de esos agentes de esos famosos y anónimos "mercados" parecen gozar de todo derecho aunque para eso tengan que pisotear los nuestros. Porque sus méritos, sus esfuerzos, sus relaciones, sus intrigas, sus familias, sus mafias, sus chantajes, sus prevaricaciones, sus abusos así parecen dictarlo. Y puede que haya algo de esa masa resentida en el discurso que estamos tejiendo alrededor de la traída y llevada crisis.

Hablaba esta mañana con un amigo de nos recuerdan a cada segundo que es necesario revitalizar el consumo para que la empresa pueda volver a engrasar su maquinaria, pero al mismo tiempo nos achacan una vida de fiesta por encima de nuestras posibilidades. Sobre todo se nos asusta sobre el terrible estado de cosas con titulares alarmistas que no siempre casan con lo que los datos que los mismos mercados y sus esbirros aportan. Los mercados y sus manos negras piden reestructuraciones, adelgazamientos y quisicosas varias para poder recuperar su confianza. Pero de manera invariable, cada vez que los gobiernos o las estructuras supranacionales se rinden a su nuevo tiránico deseo, las bolsas se desploman, las deudas se disparan, el miedo crece y de pronto los oráculos del Mercado regresan para pedir nuevos sacrificios.

Y se me ocurrió pensar que al mismo tiempo que el cine de catástrofes, el recrudecimiento de los discursos imperialistas, la obsesión por la seguridad acabaron provocando que la sociedad se asustara y renunciara a los derechos civiles ganados con tanto dolor, cada día que pasa parecen querer helarnos un poco más las esperanzas, amargarnos la vida, asustarnos y asustarnos hasta que estemos tan seguros de que el sistema se va a romper, de que no hay otros caminos, de que el fin del mundo que conocemos acecha, que nos tendrán rendidos, mansos y dispuestos a aceptar cualquier sacrificio que se nos exija en el altar de la estabilidad financiera. Y esos sacrificios se resumen en uno, la desarticulación del sistema del bienestar y con él del sueño de una sociedad más igual. Han comenzado ya, ya están atacando los engranajes básicos de la enseñanza pública y poniendo piedras en los de la sanidad. Pero no se van a quedar parados, nunca se van a dar por satisfechos, mientras su estrategia del miedo siga dando resultado.

lunes, septiembre 12, 2011

BALANCE DEL BALANCÍN


Me comentaba en el Facebook Óscar Sañudo que las tradicionales sesiones de balance y autobombo del Festival Internacional de Santander siempre le recordaban a las focas que se aplauden a sí mismas en el circo.

Y como es costumbre, en la rueda de prensa convocada para evaluar el desarrollo del evento en su sexagésimo aniversario, se inició con un paseo triunfal de un director perdido desde hace mucho en la rueda que gira y gira alrededor del propio ombligo como si de un hámster compulsivo se tratara. Será que la crisis le ha hecho un poco menos imprudente en este trazo final, que no en los anteriores, y parece que no ha basado la defensa de la paupérrima, repetitiva y aburridísima programación en la falta de dineros como los de Salzburgo como si él fuera un nuevo Karajan o un clon de Mortier. Meros datos sobre estrenos y ocupación de sala, mucha insistencia en los precios más bajos (después de años en un nivel estratosférico de imposible justificación). Y por supuesto, y como la prensa se ha encargado de resaltar, ni una sola referencia estratégica hacia el futuro. Ni para explicar qué proyecto (palabra maldita para Ocejo, que ha conseguido naufragar tantas ediciones sin proponer proyecto alguno) se piensa desarrollar para salvar del hundimiento a la cita estival, ni para resolver el reto financiero de un evento que no sólo tendrá que moderar una gestión económica que nunca ha estado dispuesta a control alguno, sino que tendrá que enfrentarse al serio endeudamiento producto de años y años de absurdo.

Sin concretar proyecto alguno, sin realizar crítica o análisis mínimo, Diego y De la Serna flanqueaban al granítico Ocejo, si bien más que festejarle las gracias como otrora, parecían esta vez más predispuestos a la cara de circunstancia. Habló Diego del reto de adaptar el Festival a la crisis pero muy pronto cayó obscenamente en los lugares comunes por los que luego rebañó Íñigo de la Serna, como siempre fuera de la realidad, faltos de un solo dato que justifique un discurso escrito o bien por el propio festival o bien por asesores cercanos que habrán buscado los datos en la Wikipedia. Como mucho.

Sólo desde una profunda indiferencia, peor aún que la ignorancia, se puede sostener sin que la cara vaya fragmentándose en dirección al suelo de pura vergüenza, que el dinero gastado en el Festival Internacional de Santander es una inversión que multiplica por cuatro y que revierte en tantos sectores de la economía regional. Una región, un festival, que han hecho gala constante de su escaso interés por la realidad, que no han desarrollado estudio alguno sobre hábitos o satisfacción de sus usuarios, que en tiempos recientes pasó dos encuestas que pudieron haber hecho morir de risa a cualquier experto en estudios de mercado, sociología o encuestas (la una era voluntaria, anónima, en unas urnas monísimas, y jamás se hizo pública después de que se comprobara -uno tiene fuentes estupendas- de que a la pregunta de "¿Qué cambiaría del Festival Internacional?" la respuesta era casi unánime. "Su director". En la otra, cómo admiro a mi madre y su capacidad para responder con certera exactitud, lengua afilada, y el músculo de la risa hierático como si no fuera capaz de caer en la tentación, preguntaban cosas tales como "¿Cena usted cuando viene al Festival?" -respuesta: "Sí, y el resto de las noches del año también". O "¿Ha ido usted a la peluquería?" -respuesta: Como todas las semanas del año, no voy a salir de casa hecha una facha. O la sofisticada "¿Estrena usted ropa para venir?" -respuesta "No, yo voy así de estupenda siempre". Como se ve, profundas cuestiones existenciales sobre la esencia del Festival y su proyecto -juas- artístico -juas-).

La triste realidad es que a nuestros dos próceres o les engañan como a chinos o les importa el tema todavía menos de lo que parece. Porque lo cierto es que del Festival Internacional de Santander hace ya muchos años que la prensa nacional no se hace eco alguno, como mucho un par de breves puntuales por año y eso si estrenan algo de Tomás Marco, que tiene sus influencias y un ego aún mayor que el de Ocejo. Lo cierto es que no cabe en cabeza alguna pensar que un Festival anticuado y falto de nervio, replegado sobre su propia melancolía, pueda ser motor del turismo. Sobre todo si tenemos en cuenta que no hace pública su programación hasta finales de junio, mediados de julio las más veces, tiempo en el que las vacaciones están ya más que determinadas.

Aunque sí tiene Ignacio Diego razón en una cosa: la cultura es, puede ser, un fuerte motor de empleo y de dinamización económica. No creo que el tiempo presente sea el mejor para un sector como el cultural. Pero hacia el futuro debería ser un estratégico para una región que necesita apuestas diferenciales. Y para que ese vigor pueda materializarse, sin duda lo último que necesitamos son viejas estructuras parásitas, de las que nada cabe esperar sino bostezos más extensos y oscuros que nuestras impresionantes cavernas. Puede que Gobierno de Cantabria y Ayuntamiento de Santander se pongan de una vez a la tarea. O puede que no. Hasta que el festival deje de estar como ahora, terminal, y definitivamente muera.

viernes, septiembre 09, 2011

EL ORGULLO PINGÜINO Y LA SINRAZÓN DE LA RAZÓN


Hacía mucho que no me salía algún intelectual orgánico-biológico con esa vieja obsesión compulsiva que tienen por presentarnos a los gays como una especie de engendro del abismo contrario a las leyes de la naturaleza. Pero esta tarde tocó nuevo turno en twitter, de la mano de un periodista de Intereconomía, César Sinde. Supongo que molesto porque algunos activistas lgtb no se sumaban con suficiente saña a su Islamofobia. O porque habían criticado una noticia y titular de La Razón. O quién sabe qué.

Lo del titular, dicho sea de paso, clama a San Francisco de Sales. Y presenta la adjudicación de las subvenciones para proyectos de educación y prevención en VIH, parte de las cuales ha recaído como parece lógico en Gais Positius, Fundación Triángulo y la propia FELGTB como un premio directo de Leire Pajín a los perversos maricones que intentaron reventar la feliz presencia de Su Santidad por los madriles. Todo ello ilustrado una vez más con la imagen ya tópica de Shangay Lily, poco virgen me temo, pero muy mártir en estos procelosos tiempos, dando la bienvenida a un grupo de dulces orantes rodilla en asfalto.

Pero el tema, el gran tema, es que si la homosexualidad es antinatural porque no rinde adecuado tributo a la necesaria complementariedad de los sexos, y porque nuestro destino natural es encontrarnos con otra pera, o con otra manzana, o con una chirimoya, o con un melocotón en almíbar o como quiera que fuera lo que marcó en su conocido delirio estramónico la sin par (por fortuna) Ana Botella. Y es que, señoras, señores, no son la miseria y el hambre las amenazas más feroces para la supervivencia de la especie humana, no la viruela ni el SIDA, no las guerras ni las catástrofes, no el fanatismo ni la idiocia, no. La extinción de la humanidad vendrá según un plan perversamente trabado por los marcianos homosexuales (que conste que lo ha dicho el Obispo de Córdoba) para convertir en gays a tutti quanti y así impedir la reproducción de la especie, arrojándonos a ese abismo de la desaparición al que cantaran con clarividencia los de Siniestro Total en su mítico "Pueblos del Mundo, extinguíos".

A mí eso de follar sólo para reproducirse me evoca siempre un comportamiento primitivo y básico que casa mal con la inteligencia, la voluntad, la libertad y la capacidad de elección de los seres humanos. Vamos, que veo a mi gata Tiberio cuando le dan los celos y se restriega maníaco-compulsiva contra cualquier saliente cercano, salientes a veces tan poco naturales (en la senda de Sinde) como el hocico de mi perra Gin. Será porque yo no trivializo ni animalizo la sexualidad, y la percibo como una maravillosa oportunidad que tenemos los seres humanos para disfrutar de nuestros cuerpos y hacerlo precisamente con la culminación más íntima y hermosa a la que puedes llegar con una persona a la que amas. Sin que por otro lado me suponga problema alguno reconocer lo divertido y satisfactorio que puede ser el sexo de mutuo acuerdo sin más pretensiones, sea con un fuckbuddy habitual, sea con un One-night-stand. Porque lo importante no está tanto en el resultado como en la causa, en la capacidad del ser humano para relacionarse también a través de su cuerpo. Algo que no es nada animal, digan César Sinde y otros como él lo que digan, porque es un privilegio exclusivo de los humanos. Quedando para la animalidad la del coito reproductivo como opción única.

Y en ese maravilloso camino de la sexualidad son muchas las vías que se abren. Entre ellas, la de la homosexualidad, la de disfrutar de esa comunidad de cuerpos y de sueños en compañía de una persona de tu mismo sexo. Con la que pasas un rato divertido y puntual o con la que duermes cada noche feliz de compartir no sólo el cuerpo, sino también la vida. Es la naturaleza, señor Sinde, la naturaleza, la que nos explicó a muchos hombres y muchas mujeres en nuestro despertar adolescente que el deseo podía orientarse en una dirección diferente de la que las normas sociales uniformadoras marcaban; fue la naturaleza la que nos sorprendió y ruborizó al provocarnos íntimas y muy físicas turbaciones en presencia de algún amigo, o soñando con el actor o el cantante de moda. La misma turbación, sí, la misma, que nuestros camaradas sentían ante el otro sexo. Pero vestida entonces y todavía para muchos ahora de oscuridad, de miedo, de pecado, de todo un sayal oscuro que tardamos mucho en poder quitarnos.

Habla César Sinde de atentar contra las leyes de la naturaleza. Ignorando, supongo, que las relaciones entre individuos del mismo sexo, en cautividad y en libertad, se han descrito ya por los científicos en un par de centenares de especies. Dejando en evidencia que no es la naturaleza, sino algo tan artificial, tan cultural, tan construido como el prejuicio, singularmente el prejuicio de raíz religiosa, el que ha querido excluir el comportamiento, el deseo, la esencia homosexual de las leyes naturales. Y apostando por parejas estables como las que resultan ya tan habituales entre los pingüinos, que se unen de por vida y que además buscan nidos abandonados para poder "adoptar" un huevo del que nacerá su retoño, parejas familiares y entrañables como la de la foto. O como la que se narra en el cuento Tres con Tango, el libro más censurado en Estados Unidos precisamente porque remueve ese prejuicio sin fundamento de la homosexualidad como una conducta bizarra y externa a los deseos de Mamá Naturaleza, y que tuvo su espacio en el zoo de New York.

No me importa demasiado, sin embargo, cuántos animales, cuántas especies animales, se hayan sumado al lado más gay de la naturaleza. Porque yo no soy un animal. O para ser más exacto, porque yo soy otro tipo de animal. Conozco mi cuerpo, conozco mis emociones, conozco mis sentimientos, conozco mi esencia. Conozco en suma mi naturaleza. Y esa naturaleza dictó en algún momento que ignoro su particular instrucción: eres gay, y desearás a tu prójimo en vez de a tu prójima, amarás a tu prójimo, llorarás por tu prójimo y tocarás el cielo con las caricias y los besos de un prójimo muy muy próximo.

Ni siquiera me importa la ironía de que quien me acuse de no seguir los mandados naturales lo haga desde una fotografía en la que luce un aditamento tan artificial, tan poco natural, tan impropio de la naturaleza como unas gafas. Unas gafas que significan, en su caso, César Sinde, y en el mío, que es contrario a la naturaleza que dos seres cortos de vista y poco aptos para la supervivencia hayamos sobrevivido a tantos años y tantas tempestades. Pero ya ve, hemos sido capaces de superar esa ley natural y seguir vivos gracias a nuestras antiparras. Y yo además he sido capaz de superar esa ley antinatural por la que usted y los suyos pretendían convertirme en un reo eterno de la culpa, en un prisionero del armario.

jueves, septiembre 08, 2011

LA FALACIA LIBERAL Y LA NECESIDAD DE UNA EDUCACIÓN PÚBLICA DE CALIDAD


Nos encontramos rodeados en estos tiempos de fatiga y desconcierto de unos curiosos personajes que se denominan a sí mismos liberales. Y que tal vez lo sean, aunque nunca acaban de concretar qué es exactamente lo que entienden por Liberalismo, tienen cierta tendencia a aliarse con organizaciones secularmente antiliberales y suelen ofrecer respuestas extrañas ante cuestiones de lesa humanidad, aunque sí es cierto que suelen ser bastante previsibles en términos económicos. Porque aquí, al igual que los médicos de los años oscuros que echaban la culpa al cólico miserere cuando su ignorancia impedía un diagnóstico correcto, siempre nos hablan de un fantasmal y anónimo los mercados (siempre se olvidan de los mercaderes y los mercachifles) para justificar normas y leyes que siempre suponen puertas abiertas para la especulación financiera y mano dura para los trabajadores.

En fin, resulta que estos sedicentes liberales suelen tener la boca llena de conceptos como el de la libre competencia y sobre todo en una defensa que a priori podría parecer incuestionable de la meritocracia. Formulada más o menos en la afirmación de que la sociedad ha de premiar a quienes más se han esforzado, a quienes son más inteligentes, a quienes por su talento cuentan con un horizonte más feliz y más prometedor. Sobre todo a los del mayor esfuerzo. El viejo mito del sueño americano, el de la llegada a un lugar en el que tu solo trabajo puede convertirte en rico (porque suele ocurrir que para los sedicentes liberales triunfar en la vida tiene una equivalencia perfecta con amasar dinero).

He hablado de falacia, en efecto, porque esta idea resultaría posible sólo en el seno de una sociedad teórica y supuestamente perfecta en la que se materializara el sueño ilustrado de que los hombres nacen y permanecen libres e iguales. Pero no nacemos iguales, y es ahí donde quiebra estrepitosamente el cimiento liberal. No es lo mismo nacer con una discapacidad física que sin ella, y que no se nos olvide nunca que durante muchos años y todavía hoy en muchos lugares nacer mujer ha sido como nacer con discapacidad. No tienen las mismas oportunidades teóricas para su crecimiento quienes nacen en el epicentro de la hambruna de Somalia que quienes nacen en una opulenta zona residencial de Connecticut; no es equivalente nacer en una pequeña aldea de montaña que en una ciudad, ni siquiera nacer en una ciudad periférica que en una capital. No es responsabilidad tuya pero condiciona tus opciones crecer entre integristas religiosos o en una familia laica o de miras amplias; en una familia de alto nivel económico o en una en el entorno de la exclusión; en una familia educada y formada que en una que no cuenta con instrumentos para detectar tus capacidades. Ni siquiera, en esta sociedad de la imagen en la que ya está estudiado que un político con buena mata de pelo tiene más posibilidades de ganar unas elecciones que un alopécico compulsivo, es igual un físico afortunado que uno neutro o difícil de mirar. Y ninguna de las circunstancias que he descrito es mérito alguno de la persona que se beneficia ni demérito de quien la padece. Como mucho, de sus ascendientes. Pero cuando la teoría liberal nos propone el cielo para los mejores no habla del cielo para los que tuvieron mejores bisabuelos.

Hoy estamos en España discutiendo nuevamente sobre Educación. Presenciando cómo desde presupuestos liberales, tan autoproclamados como falaces, se limita la capacidad de la escuela pública para desarrollar una labor sólida y de calidad (aumento de la ratio de alumnos por profesor, aumento de horas lectivas, limitación de profesores y en consecuencia desparición de tutorías, refuerzos, desdoblamientos,etc. ) mientras se apoya con fiera desvergüenza a los centros privados concertados y se apoya a quienes más tienen en perjuicio de quienes no pueden tanto (beneficios fiscales, cesiones gratuitas de suelo e incluso instalaciones públicas) en una política que no supone sino un grave, gravísimo, atentado contra la idea de igualdad de oportunidades.

Porque a día de hoy, la única garantía, la única, de que en verdad el esfuerzo pueda abrir un camino prometedor hacia el futuro, es una enseñanza pública no sólo ya de calidad, sino por encima de su competencia privada. Y por eso los países más sólidos son los que más porcentaje de su PIB invierten en educación. Algo muy lejos de un país como el nuestro, que de manera global está bien lejos de los furgones de cabeza en inversión educativa. Y todavía más lejos de comunidades como la de Madrid, que se encuentran en el furgón de cola en inversión por alumno dentro del contexto nacional.

Más vale que estemos ojo avizor. Porque las medidas que empiezan a tomarse en diversas comunidades en nombre de las políticas liberales van a pagarlas muy caras precisamente las familias con menos opciones. Como siempre.

lunes, septiembre 05, 2011

HESSEL, DE HÉROE A VILLANO EN CERO COMA


Poco tiempo ha necesitado Stéphane Hessel para hacerse consciente y en propia carne de por qué es tan atinado el viejo adagio del Spain is different. Y lo que es peor, del estado de crispación, manipulación y falta de respeto multidireccional en el que estamos inmersos.

Hessel fue pronto considerado una especie de héroe tras la publicación en nuestro país de su Indignaos. Un manifiesto pequeño en páginas pero amplio en soledad y desconcierto, escrito por un luchador, por uno de esos personajes imprescindibles que han construido su vida desde la disidencia, desde la lucha, desde el riesgo y desde el compromiso con una causa esencial, la de los derechos humanos. Fue visto desde el principio con sospecha desde la derecha más rancia y los voceros del Tintorro Party, porque hablar de justicia, de libertad y de movilización social supone un discurso que siempre chirría a quienes estarían más felices en una sociedad sometida al pensamiento único. Y cuando comenzaron las movilizaciones del 15-M bajo el lema de la indignación, de esas mismas baterías brotaron algunos ataques furibundos, empeñados en su delirio paranoide en avistar en las aguas revueltas una nueva conspiración socialista para impedir el acceso al poder al único partido al que Dios ha legitimado para su ejercicio. Y eso aunque era evidente, y así fue, que era el PSOE el partido más perjudicado por las movilizaciones quincemayeras.

Más tibios fueron con Hessel otros analistas que, en efecto, veían en la indignación un fruto del desencanto contra la política y los políticos que llevaban tiempo sembrando, sabedores de que ese desencanto nunca golpea en las aguas diestras. Y fueron entusiastas con el diplomático francés, en muchos casos sin haberse leído del manifiesto nada más que el título y las valoraciones mediáticas del mismo, los protagonistas de un movimiento 15-M profundamente complejo, aglutinador de sensibilidades e intenciones diversas y en muchos casos contradictorias, algunas de las cuales casaban más con los postulados y valores que Hessel ha venido defendiendo. Pero que en todo caso se encontraron en una especie de romance con el veterano activista que no podía sino contemplar con serena simpatía la reacción de los jóvenes españoles y junto a ellos de tantos otros ciudadanos.

Un vistazo a las redes de este fin de semana nos hace comprobar sin perplejidad alguna (como que no estamos ya acostumbrados en la sacrosanta piel de toro a estas fiestas de escarnio) cómo de pronto se nos presenta a Hessel como una especie de tontiloco, de viejo chiflado, de ignorante que no sabe nada de España porque no ha sufrido a su gobierno, de terrorista, de presuntuoso, de grave afectado de demencia senil, de proselitista panfletario, de tipo que ejerce vanamente de intelectual y no sé cuántas cosas más (todo lo enunciado puede irse rastreando en blogs y medios cercanos tanto al 15-M como sobre todo al Tintorro Party).

¿Su pecado? Gravísimo: haber hecho públicas sus convicciones políticas, su voto por el Partido Socialista Francés, y su simpatía y admiración por José Luis Rodríguez Zapatero y su sensación de que tal vez Rubalcaba pueda ser igualmente "un gran hombre". Haber realizado, en suma, un ejercicio de libertad, una plasmación de su derecho a la libertad de conciencia y a la libertad de expresión. Porque quienes aquí claman por la libertad de los liberalismos ultras o por las democracias reales parecen limitar esa libertad a sus propios y únicos puntos de vista.

No tiene mucho sentido hoy, en la ceremonia de descuartizamiento del caído y en el regodeo de los hijos de Caín preparando las quijadas para asestar los golpes, recordar que muchas de las políticas amanecidas en la voluntad del Gobierno de España presidido por Zapatero se consideran modélicas y han abierto focos de atención internacional, en especial todo lo relacionado con los derechos cívicos, la igualdad, y el diálogo internacional entre culturas, pero también su ejercicio de responsabilidad (de dolorosa responsabilidad y formas más que discutibles) en las políticas económicas. Aquí hay demasiada ira y demasiado ruido como para siquiera intentarlo.

Pero puede que fuera conveniente para quienes hoy arrementen contra Hessel sólo porque ha sido fiel a sus propios valores y su propia trayectoria en vez de venderse a los unos o jugar para los otros, escuchar las razones del francés y de otros observadores externos. Pero claro, si la realidad es incompatible con sus prejuicios, peor para la realidad ¿no?

sábado, septiembre 03, 2011

LA VACA DE ANGELA MERKEL


Érase una vez una vaca alemana ...

Una vaca altiva, segura de sí misma, una vaca que no estaba dispuesta a aceptar otra imposición que la marcada por su propia voluntad. A cualquier precio. No importaba qué humillación ajena puediera suponer su capricho. No importaba que puediera esa avidez de poder, la búsqueda de ese sentimiento de libertad y de control, provocar ríos de polémicas periodísticas, desabastecimientos o miserias.

Una vaca alemana.

La vaca Yvonne, que por algún milagro de la intuición animal pareció intuir hace unos meses -que por mayo era, por mayo- su trágico destino de carne de mercado y matarife. Y decidió escapar de su bávara granja y su cruel destino y como maquis cornudo y contemporáneo, echarse al monte.

Durante cuatro meses una vaca alemana, la vaca Yvonne, ha sido noticia cada día. Ha enfrentado a una unidad policial motorizada dejándola severamente averiada y eternamente ridiculizada. Ha escapado de los helicópteros armados de las más sofisticadas tecnologías alemanas, esquivando sus sensores entre el amado y liberador boscaje. Ha resistido a todas y cada una de las tentaciones que nuestros amados germanos, cual Satanás frente a Cristo en el desierto, le iban proponiendo: que si exquisitos manjares con los que redondear sus turgentes setecientos kilos, que si la llamada angustiada de su tierno novillo Friesi, que si la solidaridad sensata del mugido de su hermana Waltraud (mmmuuuuuuuy querida hermana, llevas muuuuuuuucho tiempo lejos de casa), que si la pornográfica oferta de un semental bárbaro y teutón (que no se llamaría Sultán, sino Káiser, pero resultó igual de ineficiente). Se ha convertido en todo un ídolo de masas, se ha burlado de los cazadores que parecen tan hábiles para acribillar codornices y abandonar perros pero menos para localizar a tamaña bóvida. Se ha reído de Alemania y de su presuntuosa eficacia, esa que su presidenta Merkel quiere imponer como modelo tras años de incumplir objetivos de estabilidad presupuestaria, esa con la que nos escupe cada día a los españoles con datos falsos sobre nuestras horas de trabajo o nuestros sueldos. Esa misma Merkel que ni siquiera es capaz de controlar los movimientos de una vaca.

Porque para que quede bien clarito, no han sido los ejércitos alemanes movilizados durante meses los que por fin han puesto término a la fuga. Ni siquiera el hambre, porque sigue manteniendo bien firme su tonelaje, alimentado con sabiduría en montes y prados. Ha sido, pobre Yvonne, la soledad, la necesidad de volver a estar acompañada, seguramente no por cazadores, soldados, carnívoros, granjeros o Merkeles, sino de la buena de Waltraud y el delicado Friesi. Y aún así, a pesar de esa entrega voluntaria, han tenido que drogarla e inmovilizarla, no sea que retomado el contacto con el género humano, versión germánica, la libertaria Yvonne se decidiera por regresar al monte y humillar nuevamente a La Cancillera.

Me pregunto qué será de Yvonne. Me pregunto si tras estos cuatro meses de voluntad de vida no se merecería un retiro exclusivo y permenente, junto a su jato y su hermana, junto a un semental de mejores prestaciones que el inútil de Káiser, en una verde pradera bien lejos de granjas y mataderos. Si no tendríamos que hacer de esta bendita vaca todo un símbolo de la lucha contra los antojos de Merkel y sus compinches, contra la avaricia de los mercados.

Me pregunto si tal vez la buena de Yvonne no se habría leído de jovencita una divertida y encantadora novela de Bernardo Atxaga, sus "Memorias de una vaca". Donde junto a la dulce protagonista Mo aparece uno de esos secundarios irrepetibles y cautivadores, La vache que rit, la vaca absurda y loca que quería ser jabalí y que escapó a los montes en busca de su libertad, de su felicidad, de su destino.

Porque una vez más la realidad imita a la ficción y son las bestias, como en las viejas fábulas, las que llegan a dar sus lecciones a los bárbaros.


viernes, septiembre 02, 2011

DE REPENTE, EL ÚLTIMO VERANO



A medida que se acerca el aniversario de su despedida, Leo regresa -en realidad no ha pasado ni un solo día sin él- , emboscándose en cada una de las cosas que vivimos juntos por última vez.

Fueron dos los veranos que Leo y yo pasamos juntos. Dos veranos felices, como corresponde a la imagen feraz de los estíos que consagraron las leyendas artúricas en aquella conquista utópica por la que trabajaban desde la Tabla Redonda, la conquista del Reino del Verano. El primero de ellos de descubrimientos comunes, todavía estábamos aprendiéndonos el uno al otro, y qué hermosas imágenes las de Leo, tan precioso, tan alegre, en la playa de Langre, en el barco de Ángel, adoptando ese papel de estrella de cine que tanto me divertía, viviendo con intensidad cada minuto. Ese fue el verano en el que Leo fue conquistando los afectos de todos y cada uno de mis amigos y clavándose hondo, muy hondo, en mi corazón. En un viaje que no permitía vuelta.

Feliz a su modo el segundo verano. Había sido la primavera una pesadilla, el dolor y la incertidumbre primero, el terrible diagnóstico más tarde, el miedo a la intervención quirúrgica. Pero al final todo parecía haber salido bien, el oncólogo anunció que no había restos activos del tumor, que descartaba complicaciones. Y poco a poco Leo regresaba a su reino de luz, ganaba peso, se cuidaba, volvía al gimnasio, se acercaba un par de tardes al trabajo para comprobar si a pesar de la quimio podía resistir el regreso al ritmo de la rutina. Puede que fuera la imagen del verano el viaje a Madrid para asistir al concierto de Nacha Guevara, el viaje de las fotos en el Botánico o en el Café Espejo, no sé si más guapo que nunca 0 sólo tan guapo como siempre. El verano en que preparaba su regreso a Uruguay por Navidad, para dar a su madre, su hermana y sus sobrinas ese abrazo que no pudo hacerse cierto durante los meses de hospital. El tiempo de planificar más y más proyectos, la casita en Bahía, junto a la playa, el viaje a Roma...

Llegó el otoño, como suele, al final de septiembre. Llegó con las malas noticias, con la reactivación del cáncer, con el golpe vertiginoso y brutal que en sólo tres semanas se lo llevó, dejándome, dejándonos, tanta soledad, tantísima ausencia.

Sin darnos tiempo siquiera a darnos cuenta de que habíamos vivido, de repente, el último verano.

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