miércoles, marzo 28, 2012

POR QUÉ MAÑANES


No resultan fáciles para ninguna organización los tiempos previos a un congreso. Menos aún para un partido político, y menos si cabe cuando ese partido vive un tiempo difícil después de dos importantes derrotas electorales que le obligan a abrir una reflexión profunda, a reconocer errores y responsabilidades y a abrir unas ventanas que permitan la entrada a la luz del futuro. No resultan fáciles porque no parece que acabemos de comprender el significado de una democracia que obliga a respetar a quienes piensan diferente, a quienes votan diferente, a quienes eligen diferente. Con una dificultad añadida cuando los procesos de renovación de la organización se inician desde arriba hacia abajo, como ocurre con el PSOE (¿cuándo podremos vivir el orden correcto, iniciar los procesos por las agrupaciones locales para terminar con el congreso federal?) y cuando queda pendiente ese desafio del sufragio universal de militantes en la elección del Secretario General, y de unas primarias a la francesa o a la americana (con participación de simpatizantes) en la determinación de los candidatos electorales.

Pero al mismo tiempo, son tiempos de ilusión y de esperanza. Porque abren la posibilidad de un nuevo tiempo, de un impulso, de una reflexión que renueve las formas, las ideas, los proyectos, y que limpie las acciones y las imprima el vigor de los mejores tiempos. En el sobreentendido de que una vez que el congreso tenga lugar, habrá un trabajo común en pos de un proyecto común, de que se será firme y eficiente en el cierre de heridas y fracturas y el partido trabajará desde la actitud de una comunidad abierta mejor que desde la de una secta.

Me gusta hablar aquí de muchas cosas, también de política. Y aunque siempre he rechazado el uso del blog para atacar a mi partido o a mis compañeros, para airear asuntos internos, quiero hoy compartir un par de reflexiones acerca de mi apoyo en el próximo congreso del Partido Socialista de Cantabria - PSOE a Francisco Fernández Mañanes, a Paco Mañanes, en su aventura hacia la Secretaría General.

Conozco a Paco desde hace muchos años. Desde la adolescencia vivida en una Reinosa compartida, aunque nunca estuvimos ni en el mismo colegio ni en los mismos grupos y pandillas. Cuando di un paso que llevaba largo tiempo meditando, el de afiliarme al PSOE, en aquellos años duros en los que parecía que el Aznarato no iba a terminar nunca, pronto me di cuenta de que había compañeros con los que la empatía era mayor, no tanto por cuestiones ideológicas (un mismo partido implica muchas miradas comunes con todos y cada uno de los compañeros y compañeras) c0mo por lo que pronto aprendí se conocía como cultura de partido. Sobre todo, porque muy pronto me di cuenta de que mi obsesiva defensa del político frente al tecnócrata o al profesional de la res publica tenía mejor encaje en ciertas compañías en las que la visión de lo que era o debía ser el partido se parecía mucho más a la mía. Dicho desde el respeto siempre a otras opciones, y desde el reconocimiento y el agradecimiento al trabajo de muchas personas que toman partido por otro modelo.

Paco habla de un partido abierto, transparente, a la propia militancia y a toda la sociedad. Un partido que tiene que ser más democrático (debería bastar con decir democrático) y más crítico consigo mismo, un partido en un permanente proceso de reflexión y renacimiento para responder con presteza y eficacia a una sociedad en constante cambio y cada día más exigente. Es una guerra que no sólo está en el interior del partido, una guerra que se presentía ya hacia tiempo y que estalló con movimientos como el 15M (tomado en conjunto) en defensa de una política más abierta, de una democracia más cierta, y en contra de una política que como han señalado ya algunos destacados politólogos y constitucionalistas, se había venido transformando en una especie de casta o de oligarquía democrática. Democratizar la vida política significa regenerarla, y eso significa a su vez concretar propuestas como la de Un militante/un voto, la apuesta por el rigor en las limitaciones e incompatibilidades referidas al ejercicio del poder dentro y fuera del partido. Significa un feed back permanente con la organización que permita desterrar malas prácticas y apartar errores.

Paco habla también desde la calle. Con la voz y la mirada de quien milita en el PSOE desde que tuvo edad para hacerlo y que siempre ha permanecido dentro de la organización, en la línea de combate que en cada momento le haya sido encomendada, y que pudo ser desde la Secretaría General de las Juventudes Socialistas a sus meses como Portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento de Cantabria. Aunando esos dos adjetivos, oficialista y crítico, con los que en cada congreso se pretende clasificar y a veces desclasificar al oponente. Oficialista porque siempre ha trabajado desde la pasión y el respeto al Partido, renunciando muchas veces a sus propias expectativas o a sus propios intereses, porque siempre ha sido constructivo y siempre ha abierto la mano para apaciguar conflictos y tranquilizar ánimos; crítico, porque no se puede, no debería poderse, defender una posición de progreso, de cambio, de transformación social sin defender esa misma apertura y esa misma dinámica en el interior de la organización, porque la crítica nos permite estar vivos, apostar por el futuro y saber que son los conservadores quienes se apalancan en la perpetua defensa de un statu quo que beneficia sólo a quienes matan por preservar las cosas en su actual estado. Desde la calle, decía, porque frente a ese otro perfil de político construido desde, por y para la organización, Paco nunca ha dejado de estar bien anclado en su territorio, en su trabajo, en sus ideas y en su gente, nunca ha perdido, como profesor que ha sido tantos años, el contacto con las nuevas vivencias y las nuevas actitudes de las generaciones más nuevas, nunca ha dejado de comprometerse en la defensa de los derechos de los trabajadores, de la cultura de lo público. Nunca cambió la voz de las ideas por la voz de los datos y de la gestión. Y por eso nunca ha perdido la izquierda.

Se acerca el momento. El tiempo de adoptar una decisión que sé que no va a ser fácil ni cómoda, que va a hacer aflorar demasiadas historias y demasiada historia, pero que tiene como salida un único camino: un lunes, dos de abril, con un PSC-PSOE cerrando filas en torno a su nueva dirección y con una dirección capaz e integradora que aprenda de nuevo a hablar con la gente, a escuchar a la gente, a defender a la gente. Porque son tiempos difíciles, esos tremendos tiempos interesantes a los que como una maldición se refería el viejo adagio chino. Y a pesar de tantas cosas, de tantos desencuentros, de tantas desafecciones, España y Cantabria necesitan hoy una izquierda fuerte, llena de ideas, cargada de pasión por el mañana, para que no perdamos más de lo que ya se nos ha arrebatado, para que nuestros derechos, nuestra sociedad del bienestar, nuestra igualdad, no sólo no continúen retrocediendo sino que recuperen el terreno perdido y venzan al fin en la desigual batalla contra, como siempre, los poderosos que se aferran a sus privilegios. Y creo, desde el corazón y la razón, que ese mañana podrá ser, será más claro y más rápido, si es el mañana de Mañanes. De los valores, de la cultura de partido, de la generosidad y de la firmeza que Mañanes representa.

Sí, definitivamente sí. Por eso, Mañanes.

miércoles, marzo 21, 2012

UNA LÁPIDA NEGRA, UNA ROSA ROJA


Me decían que no había gran cosa que ver en Leipzig. Otra ciudad arrasada por las bombas incendiarias en la II Guerra Mundial y reconstruida bajo los grises designios del telón de acero. Pero cómo iba a permitirme estar dos meses en Chemnitz, estudiando alemán, sin acercarme hasta la Thomaskirche para rendir tributo a quien vive en el silencio, me regala tantas veces la felicidad, la calma, la belleza. Como no peregrinar hasta el lugar en que vivió y trabajó Johann Sebastian Bach.

Una iglesia luterana y viva. Implicada su congregación en la reciente revolución cívica que había concluido con la caída del Muro de Berlín y que había tenido uno de sus focos originales precisamente en Leipzig, con las asambleas celebradas en otro de los templos que conocieron a Bach, la Iglesia de San Nicolás, la Nikolaskirche. La tribuna que circunvalaba la nave central de Santo Tomás estaba recubierta con una gran pancarta en la que rezaba "Todos somos extranjeros alguna vez en alguna parte". Un grito solidario que recordaba a los visitantes el horror de aquel verano en el que los ciudadanos de la antigua Alemania Oriental se enfrentaban a la cruda realidad del liberalismo y reaccionaban atacando los centros de acogida de refugiados y solicitantes de asilo. Un grito solidario que continuaba en el gran panel que invitaba a los visitantes a dejar escritas sus oraciones y sus reflexiones. Y en el que entre tantas tarjetas de visita de turistas ávidos por dejar fe de su paso, puede encontrar una firmada por Ilse, 8 años, que escribió "Papá Dios, por favor, que mi otro papá encuentre por fin un trabajo". Tan actual y tan triste hoy como entonces.

Me recibió Santo Tomás al amor de la música. Por una feliz casualidad, en el mismo momento en el que cruzaba el umbral de la iglesia, comenzaba una Mottetenabend, una velada musical a cargo de la misma capilla de música que dirigiera el venerable Bach. Y que se iniciaba con el hermoso Wachet Auf que tantas veces había cantado con la Camerata Coral de la Universidad de Cantabria y al que me incorporé a media voz, borracho de sensaciones.

Entre turistas y músicas, entre palabras y memoria, en el centro, en un lugar preferente, la tumba de Bach. Sobria como su música, silenciosa como su música. Tan sólo una lápida oscura con una rosa roja en el centro y un nombre y una fecha grabados, dando testimonio de quien dejó en la tierra la memoria inexorable de su paso.

Fue Bach uno de mis primeros encuentros reales con la música, en la exploración de las piezas más elementales del Album de Ana Magdalena Bach. Fue Bach quien tantas veces me rompió en lágrimas, quién acompañó mis tristezas, quien me emborrachó de belleza. Bach, ese mismo Johann Sebastian Bach que nació en Eisenach un 21 de marzo y al que quiero recordar en este blog, cargado de gratitud, un 21 de marzo tan lejano.

http://www.youtube.com/watch?v=cZOL57lspSU&feature=fvwrel

miércoles, marzo 14, 2012

DEL ATRACO A ADMINISTRACIÓN ARMADA COMO MODELO DE GESTIÓN CULTURAL


Estamos muy acostumbrados en estos tiempos difíciles a escuchar que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Quienes han provocado el caos, apostado por la fractura social y por el colapso del sistema, quienes han vivido de la rapiña de los dineros públicos y vivieron, en sus propias palabras, en una fiesta que no se terminaba nunca, aprovechan ahora para sostener sus privilegios y su tren de vida arañándonos a los demás en los flecos de nuestras propias y eternas carencias. Y lo hacen con una tijera de podar en las manos, que se quiere llevar todo lo que habíamos construido, todo lo que hacía un poco mejor, un poco más amable, un poco más esperanzador este mundo y este país.

Puesto que la cultura y el arte han sido para ellos siempre un lujo o un escaparate, nunca una necesidad vital, la cultura y el arte ven cómo se les convierte ahora en paganos principales de una crisis más bien poco artística. Y puesto que la cultura y el arte son en su mezquindad intelectual una frivolidad superflua, han decidido que tienen muy poco o ningún valor el trabajo y el tiempo invertidos en la construcción de la belleza, en la elevación del espíritu, en el sosiego de nuestras fracturas cotidianas. Y apelan al voluntariado. ¿Queremos bibliotecas? Gestionémoslas de manera voluntaria. ¿Queremos música? Que los músicos estudien años para luego deleitar, solidarios por obligación, a sus conciudadanos.

Perversos planes de futuro, en los que ni creación ni interpretación alcanzarán justo precio ni espacio adecuado. Pero todavía peor situaciones como la que ahora voy a narrar y que se repiten con alarmante frecuencia.

Y es que hace un par de días me encontré con un amigo que, enamorado de la música, decidió abandonar su dedicación profesional para gestionar una agencia de contratación de conciertos. Una cartera excelente, origjnal, profesional. Y muy pocas oportunidades en esta Cantabria que aborrece a los suyos y en la que, para muestra un botón, tras siete años no ha conseguido reunirse cinco minutos con los ¿responsables? del Festival Internacional de Santander para presentarles su cartera. Rizando el rizo, me cuenta que uno de esos ayuntamientos que desde la construcción masiva consiguió una rentabilidad fuera de lo acostumbrado y que invirtió una pequeña parte en manifestaciones culturales varias, le propuso un pequeño ciclo de conciertos para el pasado verano. Financiados a tres bandas, una de ellas privada. Los conciertos, rigurosos, profesionales y excelentes en su dimensión artística, tuvieron lugar, las facturas se tramitaron en tiempo y modo. Y meses después no es ya que sólo una, la que correspondía al patrocinador privado, haya sido cursada (hemos acabado por asumir que la Administración paga ... cuando paga, alguna vez en algún futuro no demasiado cierto), sino que le llega una carta del Ayuntamiento en cuestión en la que se le dice que "no ha lugar" al pago de las dos facturas restantes.

Vamos, que el Ayuntamiento convoca a los músicos, el ayuntamiento se promociona, el ayuntamiento sirve de escenario y la corporación se hace la foto en la primera fila. Pero una vez vampirizado el trabajo de los músicos y la gestión del agente, diez meses más tarde decide no ya que se vaya a retrasar en el abono de lo acordado, sino que a lo escribiente Bartleby, preferiría no hacerlo.

No es caso único ni infrecuente. Es habitual que quienes cobran sin problemas sus nóminas te exijan que prestes tu conocimiento o tu talento artístico bajo la condición de gratis total. Recuerdo con horror la desfachatez, el descaro, en los años de las presuntas vacas gordas que no lo fueron tanto para los artistas, a un Director General de Cultura de Cantabria explicando a un importante activo cultural santanerino que a cambio de las muchas horas y gastos que le exigía para comisariar una exposición oficial recibiría como pago "Nada, que no tenemos dinero. Como mucho un café, y que sepas que te lo pagaré yo de mi bolsillo".

Malos tiempos para la lírica, y para la música, y para las bellas artes, y para la danza, y para el teatro, y para la lectura, y para ... en un tiempo en el que los corsarios se han quitado la careta y han decidido dejar claro lo que todos ya sabíamos. Que el atraco a mano armada será, si Apolo no lo remedia, el modelo de gestión cultural más importante de los últimos años. Mientras los buitres se apropian de lo que roban a los artistas y niegan a nuestro espíritu.

miércoles, marzo 07, 2012

EL CONCEJAL GÓMEZ Y LAS ORDENANZAS CÍVICAS


Va a ser difícil que alguien recuerde en Santander a un concejal responsable del ramo que se haya tomado la molestia de entrevistarse, reunirse, analizar, debatir, intentar comprender la realidad concreta de muchos ciudadanos y ciudadanas que vivimos en la capital con nuestros perros. Y que nos comportamos de forma responsable a pesar de que los papeles muertos de un Ayuntamiento empecinado en generar ordenanzas absurdas que, como ya he explicado varias veces, premian la irresponsabilidad y el maltrato y se niegan a buscar soluciones por elementales que sean. Va a ser difícil entre otras cosas porque para los populares que gobiernan Santander, en diversas formulaciones nominales, desde los tiempos del Auriñacense la participación ciudadana es una entelequia que tiene como única función facilitar una foto, muy de tarde en tarde, para algún alcalde necesitado de portadas por falta de obras. Eso sí, cuando la sociedad participa y expone sus razones, suelen enfadarse las más de las veces o sacudirse el problema con una faena de aliño y bostezo como la que Antonio Gómez, portavoz del equipo de gobierno santanderino, ha tenido a bien regalarnos tras la Manifestación/Paseo reivindicativo del último domingo de febrero.

Nos cuenta Gómez que no hay afán recaudatorio alguno en las renovadas sanciones, porque es una simple actualización del catálogo, único aspecto de las ordenanzas que ha cambiado, y porque en otras ciudades las multas son mayores. Nos cuenta Gómez igualmente que la única misión de las traídas y llevadas ordenanzas es garantizar la convivencia.

No nos cuenta, sin embargo, que esas ciudades que propone como ejemplo de multas más elevadas que las santanderinas cuentan, al contrario que la capital cántabra, con horarios delimitados y con diversos espacios a lo largo de la ciudad donde se permite que los perros estén sueltos (siempre bajo control, por supuesto), y hasta facilitan parques con equipamientos para la práctica del Agility y otros deportes y juegos que ayudan a la educación y correcto crecimiento de los perros, así como al fortalecimiento de los lazos sociales con sus amos, con otros perros y con el resto de los ciudadanos. Eso sí que es fomentar la convivencia y los comportamientos cívicos. No nos cuenta, tampoco, la importancia de la partida de los presupuestos municipales que anuncia los previstos "ingresos por multas". Una partida que ya anuncia de por sí el afán recaudatorio y que al elevar notablemente su cuantía obvia la intención de la corporación de elevar a su vez el número de sanciones y la cuantía de las mismas para tapar otras vergüenzas y corregir la disminución de ingresos en otras partidas.

No le parece bien al concejal Gómez siquiera una pequeña reflexión sobre las necesidades concretas de los perros, valorar por qué es más grave según sus particulares percepciones pasear con un perro por la playa que abandonarlo (abandonar un animal supone riesgo para la circulación, riesgo para los viandantes, evidentemente esos excrementos que según parece oyendo a ciertos ciudadanos y a ciertos concejales inundan por montañas las plazas santanderinas, y sobre todo es un maltrato indecente y tiene una víctima clara en el propio animal). Tampoco nos cuenta por qué es cívico multar a quien venda sin la oportuna licencia animales en mercados o tiendas (totalmente de acuerdo) pero el ayuntamiento no hace una sola campaña tendente a controlar la población de mascotas, ni una sola medida educacional que fomente la esterilización y limite la cría y venta irresponsables en domicilios particulares fuera de todo control higiénico o sanitario. No nos explica por qué en los pliegos de condiciones para gestionar la perrera no se incluye como condición la realización de campañas de adopción, ni la deseable política de sacrificio cero, ni al menos la obligación de facilitar el trabajo a las asociaciones protectoras en lugar de impedirles el acceso de forma arbitraria cada vez que por so o por arre se enfada la empresa adjudicataria del servicio de recogida de animales.

Queda claro, pues, que hay intención recaudatoria y que no hay trabajo cívico alguno en el articulado de las ordenanzas. Queda claro también que no gusta la participación ciudadana. Y queda claro también que ha sido salir a la calle los propietarios de perros para pedir soluciones y no represión y encontrar una respuesta clara del Ayuntamiento: el recrudecimiento de la persecución en las cercanías de las playas santanderinas. Ahí sí que hay aprendizaje ciudadano para la convivencia: como se te ocurra protestar, te vas a enterar de quién manda en Santander.
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