viernes, abril 19, 2013

ILUSIONES MUNICIPALES


 
Por aquel entonces no hablábamos de sobres, procesos, escándalos, advenedizos y arribistas. Teníamos un país demasiado ocupado en construir, en conciliar, en convivir. Y se trataba de una aventura apasionante.

Agradezco a Gloria Razábal que desde Twitter haya tenido tiempo para recordar que fue en aquel 1979, un 19 de abril, como hoy, bajo el signo de Aries, cuando con normalidad se constituyeron los primeros ayuntamientos democráticos tras la muerte del dictador, el proceso constituyente y la celebración de las elecciones municipales el 3 de abril. Agradezco ese recuerdo por su capacidad para abrir las ventanas de la memoria y viajar al pasado, a ese pasado en el que mi padre, Alberto Mateo del Peral, se convirtió en uno de los trece rostros que configurarían esa primera corporación del nuevo tiempo en el municipio cántabro de Reinosa.  Y de forma casi inevitable, a pesar de los recelos de mi madre, desde ahí a la entonces diputación provincial que gestionó el viaje hacia la autonomía, la ponencia redactora del primer Estatuto de Autonomía de Cantabria y el Parlamento autonómico como secretario de la mesa, primero, y como vicepresidente de la misma más adelante.

Hablábamos mucho de política, sí, andábamos enfrascados en la edificación de un tiempo, y hasta quienes sólo éramos unos niños estábamos contaminados por el ambiente general. Y eso que en vez de FB y TW teníamos sólo pegatinas y llaveros, en vez de portales de internet, panfletos y decálogos, y por Reinosa sólo se recibían una cadena de televisión y una emisora de radio. Y no siempre.

Recuerdo que los partidos ya habían desde las constituyentes enlazando nombres y referencias por las distintas comarcas. Recuerdo que al parecer Reinosa se le estaba resistiendo a la UCD y en busca del perfil que querían se pusieron en contacto con mi padre para encabezar la lista y organizarla. Que mi padre no estaba por la labor y se comprometió a realizar la lista centrista y a encontrar para la misma una cabeza satisfactoria, y que tras encontrar a la persona ideal escuchó del partido "todavía no estamos preparados para proponer a una mujer como cabeza" y hubo que seguir hasta el límite del plazo para evitar esa alcaldía que no quería ni bien ni mal y que hubiera alcanzado. Al final, sí encontró ese candidato, Francisco Fernández Cotero, insistió en el número dos para Mª Consuelo Fernández de Lucio, mi primera profesora, y figuró, a regañadientes, como número tres.

Está claro que mi padre ofrecía un buen perfil para entonces. No había tenido vinculaciones orgánicas o asociativas con el franquismo, su experiencia asociativa era básicamente la de haber contribuido a levantar un colegio abierto y liberal en Reinosa, el Antares, haber conseguido su gratuidad, y haber presidido durante años su asociación de padres. Era un profesional bien valorado, un apellido conocido y respetado en la zona, tanto por la propia trayectoria de mi padre como por la militancia campurriana de mi abuelo y aún más atrás. Era importante, y más en unas elecciones locales, contar con ese tipo de perfiles fuertes, bien apreciados, dispuestos a regalar mucho tiempo, mucho esfuerzo, mucha vida, mucho dinero, sí también mucho dinero, en la aventura común de generar un país de estructuras democráticas.

Así que quiero que hoy mi blog sea un recuerdo y un homenaje para todos esos hombres y mujeres que se pusieron manos y corazón a la obra. Para MariChelo, la querida MariChelo, enérgica y capaz en las listas de la UCD, para Manuel Roba, un militante comprometido del Partido Comunista desde los tiempos difíciles, para Daniel Mediavilla, vinculado a la mítica Naval, que encabezó la lista del PSOE, para Justo Morán, el veterinario lleno de ironía que asumió la opción más conservadora como lista independiente, que por entonces nadie parecía querer ser por aquellos lares de AP. Para mi padre, que siempre fue un ejemplo de hontestidad, de coherencia, de alegría, de capacidad de trabajo. Y hasta trece para quienes abrieron la puerta del futuro en Reinosa y hasta miles para los que pueblo a pueblo, ciudad a ciudad lo hicieron por toda España.

34 años después, cuando la sensación de crepúsculo es dolorosa, cuando la revisión de la transición exige una crítica dura, cuando aquella fiebre política se ha convertido en hastío, cuando tanta basura nos ha ido pudriendo la confianza, creo que a pesar de mucha inocencia y seguramente muchos pasos equivocados, corresponde darles las gracias. Porque la nave no tenía el rumbo firme, porque pesaba la historia, porque hacía falta valor y compromiso. Porque ellas y ellos lo tuvieron..

miércoles, abril 17, 2013

LAS HIPOTECAS DE COSPEDAL



Tiene la dama de la foto la virtud de irritarme hasta lo más profundo. Todavía no tengo claro si esas declaraciones que arroja un día sí y otro también contra la decencia y el sentido común son producto de un cinismo sin parangón, de una ignorancia supina, de una frivolidad febril, de una capacidad genética para la demagogia más burda. Pero sí tengo claro que se está riendo de todos y cada uno de los españoles con una desfachatez fuera de control.

Chirriaba en días recientes su desafortunada comparación de los escraches con el nazismo. Un híbrido este caso de ignorancia y demagogia. Demagogia por lo facilón y burdo de la estrategia de acusar al enemigo de nazi, eso para lumbreras como Cospedal cierra toda discusión. Frívola, por lo que sipone de indigno poner al mismo nivel a los millones de víctimas de Hitler y sus bastardos con la incomodidad de los privilegiados del poder al tener que enfrentarse a la cara a lo que cada vez más personas opinan de sus modos, sus trampas de trilero, su ausencia de la realidad. Ignorancia, por demostrar que del origen, desarrollo y contenidos del nazismo sabe tanto como de decencia: nada. ¿Quién va a ser capaz de soportar a esta dama explicando que los nazis son quienes defienden una justicia y un reparto favorable a la mayoría y no quienes imponen sacrificios y estrangulan sólo a otros?¿puede el poder llamar nazi al desfavorecido, a quien no lo ejerce?¿pueden quien se ha significado en la exclusión del otro, en la homofobia, en el clasismo, en la xenofobia, quien ha avalado las peores políticas de su PP en estas direcciones llamar nazi a quien sea sin sonrojarse siquiera un poquito?

Hoy todaba desayunarse con nuevas perlas de Cospedal. Su afirmación de que quienes votan al PP antes dejan de comer que de pagar sus hipotecas y cumplir sus compromisos. Imagino que lo de dejar de comer no lo dirá por su colega Arias Cañete, ese que se indignaba porque los camareros extranjeros no le preparaban bien las tostadas de manteca colorá. Pero que seguro que tiene las hipotecas al día. Pero sí lo dice insultándonos a todos y mostrando de nuevo o su frivolidad o su desconocimiento de una realidad que no le importa nada: la de todos los que vivimos a un mínimo de 300 metros de la calle Génova, o de su cigarral blindado, o de su hipocresía con blonda. Qué bonito le queda el discurso, qué dignos y responsables hace a militantes y votantes del Partido Popular. Qué malos y rastreros a todos los demás, que según semejante intelectual preferimos comer.

El caso es que uno, que está como tantos españoles hipotecado, que tiene el sueldo más corto y los impuestos más largos, que carga con la desvergüenza de un rescate bancario que se ceba, cómo no, entre quienes tenemos números cortos y hasta rojos pero transparentes, esa mayoría que no recibimos sobres ni favores, que no intrigamos para que las empresas de los coleguis del marido se queden con la sanidad pública, que no tuvimos la opción de autosubirnos el sueldo al comienzo de la crisis y de seguir cobrando por trabajos no desmpeñados, pagamos nuestras hipotecas y deudas al límite de lo que podemos soportar. ¿Sabe usted por qué, doña Dolores? Porque cuando nuestras nóminas llegan al banco, éste se encarga de descontar puntualmente cada adeudo que le parezca, de la misma manera que las empresas de energía y suministros básicos cortarán luz, gas o agua con eficiencia. Y sí, después de que todas esas deudas queden saldadas tendremos margen, o no, para comer.

Que desde el privilegio inmerecido una señora que se ha merecido por nombre público el de La bien pagá se atreva a proferir semejantes palabras ante quienes tratamos de salir de cada mes con el menor daño posible, en un país en el que somos inmensa mayoría los que no podemos sostener el día a día, me provoca irritación, hasta diría asco.

A ella no, claro. Porque ya sabe que todo se arregla con un mohín arrogante, con un gesto despectivo y con una mantilla hipócrita que le valdrá las indulgencias de una iglesia aún más hipócrita para seguir despotricando, faltando al respeto, arrogándose el derecho de explicarnos a los demás cómo debemos vivir, cuánto debemos recortar, cuál es el límite de nuestro sufrimiento.

Y es que claro, si no tenemos pan, comamos pasteles. Y si no nos llega para pasteles, hagamos dieta en incosol, con la hipoteca al día.


domingo, abril 14, 2013

CATORCE DE ABRIL


Fueron muchas las preguntas que se quedaron sin respuesta posible en el proceso constituyente de 1977/78. Personalmente, conservo la admiración por quienes entonces supieron optar por el camino que corresponde al político, el del pragmatismo, la negociación y el diálogo, para apostar por la superación de los recelos y avanzar en un camino que sin duda la ciudadanía española esperaba. Se renunció a la apertura pública de muchos debates, se esquivaron con generosidad otros, se intentó sostener la apuesta por la democracia a pesar del miedo, de la sensación de que el proceso estaba demasiado custodiado y vigilado por las fuerzas más reaccionarias. Y supongo que en ese forcejeo permanente hubo que renunciar o posponer algunas consideraciones para sacar adelante las esenciales. Fue, así lo creo, lo que los tiempos demandaban a pesar de que con el tiempo y la degeneración institucional constante puede que haya que hacer una valoración más crítica: los problemas aparcados no sirvieron para evitar el debate sobre los que habían pasado la prueba, las estrategias adoptadas para recuperar convivencia pacífica y estabilidad sirvieron sólo en parte y al cabo, con importante responsabilidad de ciudadanos, asociaciones de todo cariz, instituciones y sobre todo unos partidos cada vez más transformados en meras maquinarias de poder sin horizonte ni suelo, han venido mostrando sus flancos más endebles y comprometiendo la vigencia real de un texto que hoy se encuentra en abierta cuestión.

Como fuere, ese fue el camino elegido. Pero ese camino no tiene por qué ser eterno, inmutable, fatal como una sentencia divina. La evolución de la historia, la evolución de los tiempos, la evolución de las mentalidades exige cada cierto tiempo una respuesta clara y contundente. Y en estos tiempos interesantes y complejos, en los que tal vez no sea conveniente hacer mudanza pero sí indispensable ir avisando de un tiempo de cambios que renueven un pacto social que hoy está resquebrajado, puede que sea inaplazable replantear una buena parte del texto constitucional. Y hacerlo, desde luego, sin omisiones.

Hoy es Catorce de Abril. Hoy España recuerda, con demasiado calor tal vez, la proclamación de la II República, y se reabre en redes y medios el debate sobre la forma del estado. Y a pesar de haber tenido un poco muerto el blog en estos últimos días, cosas de la edad y la salud, sí quería dejar constancia de dos reflexiones.

La primera, tiene que ver con la evocación de Max Weber y sus teorías sobre la legitimidad del ejercicio del poder. Weber no ignora que ciertas sociedades y ciertas épocas han permitido sostener ese ejercicio sobre el carisma (militar o religioso) o la tradición histórica (sobre la que se han justificado tantas veces las monarquías). Pero también habla de legitimidad racional precisamente para hablar de la legitimidad democrática, aquella desde la que una sociedad madura y unos ciudadanos maduros toman decisiones sobre su presente y sobre su futuro desde el argumento, el debate, el voto, la regla de las mayorías y la del respeto a las minorías. Una legitimidad propia de pueblos solventes que difícilmente puede tener otra formulación que la de la república, en tanto esta se configura como el modelo más ajustado de respeto a la soberanía popular, de limitación y control del ejercicio del poder, de opción igualitaria. Sí, definitivamente creo que el ejercicio del ciudadano no es el de doblar espinazo o cerviz para saludar al monarca, a su familia y séquito. Más allá de un respeto institucional que algunos por educación o modo de ser tenemos arraigado pero que cada vez nos supone mayores problemas.

La segunda, referida a la monarquía concreta que tenemos y a su hipotética legitimidad histórica, creo que esa legitimidad se gana, se consquista, se lucha. En tiempos más o menos recientes, ha habido casas reales como Holanda, Dinamarca, Suecia, inclsuo Gran Bretaña, que han sabido desde el ejemplo conquistar el afecto. Y seguramente si hoy se encuentran fuera de cuestión lo es precisamente porque supieron ofrecer modelo respetable. A día de hoy, siento tener que ser bastante duro en mi juicio a la oportunidad que se dió a los Borbones de regresar a la titularidad simbólica del estado, avalada por la voluntad del dictador, pero también de ese acuerdo constituyente. España ha sido durante años demasiado buena con su casa real, instituciones, políticos y medios de comunicación han escondido cada lado oscuro hasta que en los últimos años se ha ido rompiendo ese extraño pacto de silencio. No, no son ejemplares. Errores graves de la reina, del rey, del príncipe de Asturias obligan a preguntarse si España se merece estos periódicos bochornos. No digamos ya los escándalos que tan cerca parecen tocar a la infanta Cristina y a su marido, Iñaki Urdangarín. Sin que sea posible olvidar tantos claroscuros que hoy merecerían revisión tras esa ruptura del velo del silencio, sobre tantas veces como los entornos más próximos a Juan Carlos I han estado tan cerca de los límites del decoro. O los han traspasado.

Sí, deberíamos ser capaces de abrir algunos nuevos debates sobre quiénes y cómo somos. Y uno de esos debates debería ser el de la monarquía o la república. Porque la república, sin duda, es moral y políticamente mejor. Pero además porque don Juan Carlos, sus amigos, su parentela, su entorno, no han sido capaces de estar a la altura.

viernes, abril 05, 2013

A VUELTAS CON LOS ESCRACHES


Parece haber pillado con el paso cambiado, como siempre, a esos políticos acostumbrados a los algodones de la excepción, el privilegio y el pase VIP al Club de Campo madrileño a las expensas del erario público, la arribada del escrache desde el Río de la Plata. Tan cambiado como para perder los papeles y vomitar comparaciones con la violencia terrorista y como para que ese ministro al que en tiempos pretéritos algunos incautos consideraban la cara presentable del PP comience a pergeñar el modo en el que se pueda tipificar como delito el escrache ...  a políticos. Porque en las mezquinas miradas de esta oligarquía de feria sólo ellos tienen dignidad, intimidad, derechos.

El escrache, que con tal término se ha hecho popular sobre todo en Argentina, como una denuncia popular y pública de quienes habían sido colaboradores de la dictadura y habían salvado su impunidad con la ley de punto final, es una protesta pacífica que trata de presionar a personajes públicos de manera personal para que se avance en una determinada dirección, o de avergonzar públicamente a quienes parecen haber decepcionado de manera grave las expectativas ciudadanas. Como casi toda propuesta de resistencia civil, se mueve en un terreno peligroso, pantanoso, en el que el exceso y la violencia andan acechando. Tanto la violencia institucional del estado como la del propio grupo escrachador en el que son posibles gritos o actos que sobrepasen la intención de denuncia inicial.

No es una iniciativa que me resulte simpática, más por mi propia manera de ser que por otras razones. Pero desde luego entiendo que haya aparecido, que haya aparecido precisamente ahora, que se presente como un esfuerzo de empoderamiento cívico ante la quiebra del contrato social y la desconfianza frente a unas instituciones que parecen haber perdido el norte, haber perdido su conciencia de servicio público, para convertirse, al menos en apariencia, en un cinturón protector de las oligarquías, haciendo peligrar el sistema y cuestionar su condición de democrático.

Sorprende en cierto modo el escandalito organizado en el gobierno y sus medios afines. La estrategia de la vergüenza pública ha sido siempre practicada desde el poder. Desde los sambenitos a las noches de los cristales rotos, desde las dietas de ricino y las peluquerías extremas a los cobradores del frack y las panteras rosas, desde la novatada hasta la ridiculización del torpe. Hasta los desahucios con lanzamiento incluido, por cierto. Así que ante una sensación tan extendida de que las instituciones se han replegado sobre sí mismas, de que los políticos se ausentan de la realidad y giran sobre sus propios ombligos y tratan de enrocarse en sus privilegios, ante la sensación de que el sistema es un fraude democrático, un expolio tramado desde las redes del poder financiero nacional e internacional, no parece caber sino un recordatorio de una sociedad integrada por ciudadanos que no súbditos acerca de quiénes son los verdaderos titulares de la soberanía y a quién debe servir el gobierno. El escrache, en fin, como grito de empoderamiento, grito extremo, tal vez destemplado, pero signo de hartazgo ante tanto desafuero.

Nos cuentan las cifuentes y los pons que se trata de estrategias terroristas, pero no puede haber terrorismo sin armas, sin violencia en respaldo, sin anonimato. Nos cuentan que no van a dejarse amilanar por la presión, siempre que la presión no venga de Merkel o de Lagarde o de Eurovegas o del Banco Central Europeo y demás, ya se entiende. Nos dicen que los niños se asustan, pero sus niños, claro, porque debe de ser estupendo para los niños ajenos ver a la policía irrumpir en sus casas para expulsarles de su hogar sólo por haber sido víctimas de un fracaso personal y coletivo (lágrimas de Soraya en off).

Ojalá se terminen pronto los escraches. No por los palos de la policía y la persecución judicial, sino porque de nuevo las instituciones hagan el esfuerzo de recuperar la confianza de la ciudadanía, porque de nuevo se establezca el pacto de la democracia y esta vez, por favor, seamos capaces de cumplirlo.

miércoles, abril 03, 2013

HAGAN JUEGO, SEÑORES


Y tahúres muy desnudos con dados ganan condados

... que decía, con tino, don Luis de Góngora y Argote, tiempo ha.

Si desde hace ya unos meses tengo no la sensación sino la seguridad de que en uno de los momentos más complicados de la historia reciente nos ha correspondido sufrir a uno de los gobiernos más incompetentes que pensarse pueda y a un presidente del gobierno en especial ausente e incapaz, cada día que pasa se acentúa en mí la idea de que a más de lo antedicho, se trata de un gobierno desvergonzado e irresponsable. Desvergonzado porque toma decisiones con las que parece estar riéndose de nosotros, llamándonos idiotas, escupiéndonos. Irresponsable porque tira de la cuerda, porque alimenta la desafección a las instituciones públicas, porque empuja al sistema hacia una sima de la que le va a resultar imposible salir.

Son tantas y tantas ya que escoger una resulta complicado. Pero por su reciente salida a escena voy simplemente a apuntar el anuncio de que se podrán desgravar en la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas las pérdidas sufridas en los casinos y en los juegos de apuestas on line. No la lotería, el bingo o las rifas, esas en las que los sufridos mortales hacemos esporádicos o regulares gastos, sino el juego a otra escala. Según esa Hacienda que dice el tópico que somos todos, pero que está claro trabaja sólo para beneficio y tapadera de algunos, porque se trata de evaluar la capacidad económica real del declarante, y para eso hay que contabilizar beneficios y pérdidas en una actividad que, no lo olvidemos, se practica por placer y entra en el ámbito de lo meramente lúdico.

Sí, claro que para saber cuánto ha ganado un individuo concreto tras unas horas de póker en línea habría que saber cuánto ha apostado y en cuántas manos le sonrió la fortuna. Pero no entiendo por qué lo que los demás gastamos en actividades lúdicas, cine, teatro, música, viajes, no sólo no desgrava sino que demostraría para Montoro y su troupe que tenemos cierta capacidad económica, pero si lo gastáramos en casinos sería una inversión. Todavía entiendo menos que se desgrave el placer, el vicio o la enfermedad del juego (que de todo hay en la viña del señor) y sin embargo vuelvan a ser referentes de capacidad económica y por tanto no desgravables gastos impuestos y muchas veces demasiado altos para cualquier economía de andar por casa. No desgtravan gastos escolares ni gastos médicos o farmacéuticos, no desgravan gastos funerarios. Así que ya saben, si se les muere un padre, un hijo, su pareja, considerará Hacienda que están haciendo un estupendo derroche y una vívida prueba de su capacidad económica y del potencial de su renta, pero si se les escapan varios miles de euros en una noche loca de ruleta francesa, póker o baccarat, pues podrán sumar pérdidas para restar en impuestos.

Claro que si lo piensan es lógico en la lógica perversa e infecta de Montoro, Rajoy y resto de patota. Alimentemos al monstruo de Eurovegas dotándole todavía de más privilegios, incentivos y ocasiones. Alimentemos al fraude fiscal y a los dineros negros para que ya que quienes no tuvieran gana de regularizarse con la amnistía infumable de los meses pasados tengan la oportunidad de lavar sus sobres, comisiones y rateos varios disfrutando de unas divertidas y tonificantes noches de riesgo al calor del juego.

Así que vayan preparando sus declaraciones del IRPF, apretándose los machos y saliendo del paso como mejor puedan y deban. A ustedes, como a mí, se les va a exigir hasta el último céntimo, duela lo que duela, sea o no posible, sea o no razonable. Y si no, no haberse muerto o no haber cultivado aficiones estúpidas. Vayan preparándose y paguen a tiempo, que para ustedes no habrá amnistías ni beneficios sino recargos. Mientras ustedes se ocupan en sus responsabilidades cívicas y legales, otros estarán ocupados en decidir si el siete o el veinticuatro, si rojo o negro, al grito de "hagan juego, señores, hagan juego". Porque un gobierno de tahúres y de tramposos siempre verá con mejores ojos a los suyos.
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Un Santander Posilbe by Regino Mateo is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
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